Podría haberte dado la luna, el sol, mi vida, todo el amor que tenía... pero vos no quisiste. Cuando me di vuelta con los ojos conteniendo un mar, me tomaste de la mano y me susurraste "Te vas a tener que olvidar de mi". Te solté, y mi mano se dirigió rapidamente a tu mejilla, que se volvió roja; en conjunto con tu alma negra.
Pasó un tiempo largo, mi boca ya había cicatrizado de tus besos, mis piernas hace mucho que no abrían...y mi mente estaba permanentemente en blanco.
Empezó a sonar el celular con ese tema de The Doors que habías puesto vos (claro, si es tu banda favorita) Love me two times me reventaba la cabeza, cuando atendí.
- ¿Hola?
- Amor, ¿A qué hora puedo ir a tu casa? - Tu voz de macho repiqueteaba al otro lado, creí estar soñando
- ¿Estás ebrio, Felipe?
- Y... si. - Solo se que 10 minutos después tu anatomía ahogada en alcohol estaba acostada en mi cama.
- Pensé en vos en estos meses... ¿Sabés, Marina?
- ¿En qué pensaste?
- No se, en cosas... Quizás deberíamos volver, ¿No crees?
Te miré en silencio... ya no tenía ganas de saber de vos. Te tomé de la mano, y me senté a tu lado.
- Esta vez no voy a ser yo la última en olvidar, Felipe.
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