Estaba tranquila cuando me levanté, quizás porque todavía estaba dormida y no comprendía lo que me iban a hacer.
Llegué, me senté en una silla y comencé a temblar, tenía frío y miedo.
- ¿Qué te pasa? - me dijo mamá asustada
- Nada... - atiné a decir casi sin voz, cuando las lágrimas empezaron a salir como un río.
Ella me dijo "no tenes que hacerlo si no querés", frase que escuché tantas noches... pero decidí madurar y pasar a la sala.
Los 45 minutos restantes me sentía como un pájaro encerrado, con la cabeza dentro de una jaula de plástico y una cinta que me cruzaba la frente y me impedía escapar.
Los incesantes ruidos de la máquina me hacían doler la cabeza, me hacían pensar que en cualquier momento ALGO iba a pasar y yo me iba a ir... (quizás debería dejar de ver tantas películas de terror).
Cuando salí, me dijeron "viste que no fue tan terrible"
Si, viste...
No hay comentarios:
Publicar un comentario