viernes

Silencios y frivolidades.

  Hay silencios cómodos, siempre supe que los había... aunque más bien es una leyenda urbana en mi vida, pues yo nunca los experimenté.
   Tuve unas 2 horas aproximadamente de silencios que me carcomían el alma. Los mismos no eran literales, porque las voces estaban... pero no estaba el contenido (no sé si me explico).
   Yo tengo 16 años, y estaba sentada con un café latte de chocolate negro, un gorro coya, un buzo nike y la mentalidad de una mujer de 20 y tantos.
   Me sentía... lejos, bifurcada. Me sentía sapo de otro pozo... ¡Por suerte me sentía así!.
   Yo no estaba en ese lugar, la verdadera yo. Mi estructura estaba, pero no mi mente... mi mente volaba por las mesas de los comensales que me rodeaban, y escuchaba las conversaciones.
  En una de las mesas había una pareja tomada de la mano, que se miraban sin hablar... ¿Habrá sido ese uno de los tan mencionados "Silencios cómodos"?.
  En otra había 2 muchachos, mi mente los podía oir...
 " - Entonces, resumiendo...
   - Es una puta, bah."
  El resto de la gente dejó de interesarme cuando comprendí que no podía esperar mucho de ellos.
  Cuando mi cabeza volvió a fusionarse con mi cuerpo, todo lo que pude oír fué "Ay, no sabía que tenías un blackberry, pasame tu pin", y me volví a dispersar.
  Tomé el celular y le mandé un mensaje a alguien que me hace bien, a pesar de no contestar.
  Llegó el momento de la partida, los cafés ya estaban consumidos, las calorias ya estaban asimiladas, y las almas seguían igual de vacías.
  Al separarnos, no nos dimos muchas mas que un buen gesto y algunas promesas de volver a vernos, de aquellas que el viento nocturno de un viernes se lleva con las hojas que sobraron del otoño.


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