Llueve. Llueve en la ciudad, mientras yo camino en paz hacia mi casa. El bolso colgando, las zapatillas rotas y el jean arremangado, las ideas confusas y la boca ardiendo de pasión. La piel sensible, los ojos tristes.
Veía a la gente corriendo... y no entendía de que estaban huyendo. ¿Por qué escapaban? ¿ Qué era lo que no querían enfrentar? Caminé lo mas lento que pude hasta que llegué a mi casa, me saqué la ropa mojada y entendí que escaparse de las cosas nunca es la solución.
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