domingo

Recuerdos de Felipe

Todavía no eramos novios, no eramos nada mas que dos extraños que se estaban conociendo. Aún asi, caminamos de la mano hasta el super. Me pareció extraño que eligieras uno tan alejado del centro, pero como aún no tenía el derecho de llevarte la contra, no dije nada.
    Yo estaba fumando, asi que entraste vos. Compraste ciertas cosas que lo único que hacían era interrumpir mi dieta, y me dijiste "vamos a un lugar secreto". Hicimos 1 cuadra, y sacaste un enorme manojo de llaves, digna de un carcelero de alcatraz.
   - ¿De quién es esta casa, Felipe? 
   - De la hermana de mi abuela... 
   - Y... ¿No está acá?
   - Está muerta. 
  La casa era amplia, se notaba un poco abandonada, con algunos vidrios rotos; sin embargo las plantas vivían mas que nosotros mismos.
    Pasamos directo a una habitación gigante, con una cama matrimonial y 4 camas pequeñas distribuidas entre miles de cuadros de parientes en sepia que nos miraban desafiantes.
   Comimos algunas de las cosas que compraste, nos fumamos un pucho y nos acostamos en la cama mas grande para hacer el amor.
Un rato después me di cuenta de que al lado de la cama había un gran aparador, de aspecto muy viejo, sucio como mi alma. Me mire mientras gozaba con vos, y esa no era yo. No era mi rostro, no era mi cuerpo; era algo totalmente desvirtuado. ¿Dónde me habías llevado, Felipe? ¿Qué pasaba allí, Felipe? ¿Dónde estoy yo, Felipe, la verdadera yo?.







No hay comentarios:

Publicar un comentario