martes

Distancia.

   Se despertaron con sus orejas rozando el pasto, un cielo negro manchado de estrellas, y una enorme luna en el centro, invitándolos a amarse hasta que su brillo se apaciguara.
   Se miran, saben que se desean, se quieren, se quieren querer. Se aman, sienten el calor en sus pieles, el temblar de sus piernas, el fervor de su deseo. No se resisten a la tentación, quieren sumergirse en los brazos del otro y amarse, amarse hasta que esa luna vuelva a ser reemplazada por el  sol.
  Pero por ahora se conforman con mirar la misma luna. Ella en Barcelona, él en Madrid.

No hay comentarios:

Publicar un comentario